Quisieramos cerrar este espacio, diciendo primeramente, que para muchos de nosotros, este fue un primer encuentro, duro y difícil, con estas herramientas tecnológicas, nuevas y prácticamente desconocidas. Sin embargo, hemos asumido el reto de tener que desaprender y reaprender nuevos modos y formas, con las cuáles ya muchos de nuestros muchachos y muchachas están acostumbrados.
Siempre hemos dado por sentado que muchos elementos y tecnologías de distinto tipo, tan conocidos ya en el quehacer educativo y en nuestra vida social, puedan aplicarse bien o mal, tengan sus ventajas y sus limitaciones, y que es esencial saber cómo se usan, quién y con que fines se los usa. Recordando las palabras de un gran pedagogo latinoamericano como Paulo Freire, quién en una sus obras póstumas, La educación en la ciudad, menciona estas mismas inquitudes diciendo que él "piensa que la educación no se reduce a la técnica, pero no se hace educación sin ella... Creo que el uso de las computadoras en el proceso de enseñanza - aprendizaje, en lugar de reducir, puede expandir la capacidad crítica y creativa de nuestros niños y niñas. Depende de quién las usa, en favor de qué y de quién, y para que se usa". (Freire, 1992).
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